Un día como hoy, pero hace 33 años, Gustavo Vergara inició un camino de dedicación y servicio en el Cementerio Municipal de Taltal. Su labor, muchas veces invisible para la comunidad, ha sido fundamental en la despedida de innumerables vecinos y vecinas que han partido, siempre con respeto y compromiso hacia las familias que enfrentan la pérdida de un ser querido.

En estas tres décadas, Gustavo ha sido testigo de innumerables historias, acompañando con discreción y cuidado los momentos más sensibles de quienes llegan al camposanto. Con una memoria marcada por experiencias que van más allá de su función, recuerda con especial curiosidad una anécdota que hasta el día de hoy lo deja pensativo:

“Una vez, cuando enterramos al señor Jorge Orellana, más conocido como ‘Choluto’ entre sus amistades, la lápida salió volando, como si le hubiesen pegado una patada desde adentro. Fue algo inexplicable. Aparte de esa anécdota, no me ha pasado nada más, pese a que he recorrido todo este camposanto”, relata con una sonrisa entre la nostalgia y la admiración por las historias que se tejen en el lugar.

El compromiso de Gustavo con su trabajo es inquebrantable. Su presencia se ha convertido en un pilar fundamental del cementerio, no solo por la organización de sepultaciones y el cuidado del espacio, sino también por su cercanía con las familias que acuden en busca de consuelo. Su historia es un testimonio de vocación, entrega y humanidad.

Hoy, el reconocimiento es para él, por su incansable labor y su aporte silencioso pero invaluable a la comunidad de Taltal. Porque detrás de cada despedida, está su compromiso de velar por la dignidad y el descanso de quienes han partido.